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cristo“En Cuaresma, no deberemos perder el horizonte, la dirección del camino, la perspectiva pascual: desde la secuencia de la Transfiguración nos acompaña la certeza: “Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso” (Flp 3,21).

Es posible que ante tanta luz nos suceda como a Abraham y a los discípulos, amigos de Jesús, que no resistamos la promesa, que nos parezca un sueño, cuando lo que en verdad acontece es la revelación de la alianza. Hemos sido creados para participar de la gloria de Dios. San Ireneo nos ofrece una hermosa síntesis cuando afirma: “La gloria de Dios es que el hombre viva, y la vida es visión de Dios”. Hoy se nos manifiesta la gloria de Dios en el rostro de Jesús, anticipo de nuestra vida en Dios, de la visión divina.

 

La actitud que nos corresponde nos la dicta el salmista: “Tu rostro buscaré, no me escondas tu rostro. Espero gozar de la dicha del Señor, en el país de la vida” (Sal 26).
San Pablo nos invita a permanecer en la mayor esperanza: “Hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos” (Flp 4, 1).
Avancemos hacia la Pascua, a través de las estepas cuaresmales con el corazón iluminado por la Palabra, que nos permite superar las pruebas, porque el Señor es fiel a su promesa: “A tus descendientes les daré esta tierra” (Gen 15, 18). “Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: El Señor Jesucristo” (Flp 3,20)”.cf.Ángel Moreno de Buenafuente.

Interesante itinerario Bíblico publicado en algunos Blog Católicos

 

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