A continuación compartimos el testimonio de Fernando Perez de la Rivera, quien se encuentra en su proceso de noviciado en los Clérigos se San Viator, y nos cuenta en breves palabras cómo inició este proceso y como ha ido avanzando hasta el día de hoy.

Cuando estaba en segundo medio, iba a JUVI y tenía un amigo que se iba antes en los encuentros semanales. Un día le pregunté porque se iba antes y me contó que iba al “voca” y me contó que tenían formación con el padre Claudio Ríos y luego compartían una once. Sin saber si me atrajo más la formación o la once- es ahí donde veo como Dios se vale de todo- pedí asistir y durante toda mi enseñanza media iba al grupo vocacional y a JUVI paralelamente. Salí de cuarto medio y con más dudas que certezas entré a estudiar teología para adelantarme si entraba al seminario pronto.
Con el paso de los cursos me iba enamorando de la teología y al mismo tiempo seguía participando en JUVI siendo pionero en algunas cosas como egresado. Tuve la posibilidad de vivir en la comunidad del COV 5 días a la semana durante un semestre y creo que fue una experiencia que marcó un antes y después en mi discernimiento en donde pude crecer en mucho y darme cuenta de muchas debilidades que cargo, de un posición contraria en mi familia a esa decisión- que gracias dios cambió radicalmente. No faltó en mi tiempo en la universidad tiempo para mis amigos- que hasta el día de hoy me acompañan y animan- o alguna mujer que me hiciese pensar en dejar todo mi discernimiento y aventurarme como laico, pero siempre había algo que no me cuadraba, algo que no me hacía sentir conforme.
Gracias a los cursos de sacramentos terminé de enamorarme de la teología y eso me ayudó profundamente a discernir, fue un elemento importante. Me preguntaba “¿dónde me veo en todo esto que estoy estudiando? ¿me veo llevando a Dios o llevando a mis hijos a Dios?”. Gracias a la oración- sobre todo la Eucaristía, el tiempo, la comunidad, la familia y los estudios decidí lanzarme a ser religioso y sacerdote viatoriano. Quería dedicarme por entero a lo que hacía en la pastoral y a llevar a Dios realmente en los sacramentos. Siempre que veo el video Fisher of Men me impacta la pregunta ¿quién llevará a Dios en los sacramentos a la siguiente generación? Soy consciente que Dios me necesita- a su modo- y no puedo dejar pasar esa invitación.
Hoy miro en retrospectiva y no puedo ser más feliz con lo que he elegido. En la vida siempre va a haber dificultades, pero Dios me muestra que vale la pena dejar todo por esa perla preciosa escondida en el campo, que el cansancio y los sufrimientos son nada al lado de todo el bien que puedes hacer.
Si estás leyendo esto espero te atrevas a preguntarte que es lo que Dios te pide- no lo que tú le pides a Dios- para ser feliz. El mejor consejo que te puedo dar en base a mi experiencia es que Dios no llamó a gente extraordinaria, llamó a jóvenes normales y les dijo “vengan y vean”, atrévete a buscar la voluntad de Dios. Puedes engañar a todos con tu decisión vocacional, pero a ti y a Dios no puedes engañarlos y una vez que aceptas feliz tu vocación, la vida es mucho mejor y uno es mucho más feliz. Pídele- como nuestro Fundador a Dios- que te abra el camino para seguir la vocación a la cual crees que te llama.
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